Esta campaña comenzó en 1998 a propuesta de Alfonso Saiz en el enclave de Kansenia donde se encontraba trabajando desde 1996.
¿Por qué azadas? Estamos hablando de poblados en plena selva, donde la gente sólo vive de la agricultura, gentes sencillas, que, para subsistir, necesitan cultivar a mano, con herramientas que elaboran con piedras y palos, sus pequeñas parcelas y que, sin las herramientas adecuadas, tenían grandes dificultades.
En la primera campaña, se fijó como objetivo conseguir el dinero necesario para el envío de 1.000 azadas. Gracias a la ayuda de la gente se consiguió enviar 1.782 azadas, superando todas las previsiones. Esta primera campaña sirvió, además, para definir el mejor y más adaptado modelo de azada, el proveedor y los circuitos logísticos para hacer llegar el material desde Euskadi. . La azada seleccionada fue la fabricada por la empresa Bellota en Gipuzkoa. De esta azada dicen en Kansenia que “puede con todo”.
Hasta 2012 los envíos se realizaban en contenedores a través de navieras. Las azadas salían en barco de Bilbao a Amberes, de ahí a Dar es Salaam, para llegar en tren a Lubumbashi y en camión a su destino final en Kansenia.
Alfonso Sáiz fue testigo del éxito de la primera campaña: “Habéis hecho un mundo mejor 1.782 veces, pues esas han sido exactamente las azadas que me han llegado”.Alfonso murió en octubre del 2005, en Kansenia. En el funeral de Alfonso, Luis Maria Gerrikagoitia (misionero vasco en Mufunga) promete a la población de Kansenia el envío de 5000 azadas como muestra de que no se les iba a abandonar. Y así, entre marzo y junio de 2006 se recaudo el dinero suficiente para cumplir el objetivo fijado.
Una tercera campaña, entre noviembre del 2008 y noviembre del 2009, permitió enviar otras 5.000 azadas. Incluso, con posterioridad a dicha fecha, donativos particulares han permitido envíos de cantidades adicionales. Hasta ahora, se han enviado unas 35.000 azadas.
La idea es seguir adelante con la campaña de “una azada para una familia africana” .Como es sabido, allí, las familias son casi todas muy numerosas, por lo que cada familia necesita más de una azada. Además la azada se desgasta.
La azada a parte de servir para cultivar, es la única "maquinaria” de la que disponen en estos poblados y la necesitan para cavar los canales de las traídas del agua, arreglar las carreteras (pistas de tierra), para remover tierra y fabricar los adobes con los que construyen casas, escuelas etc. Sirve para controlar el avance de la selva hacia los cultivos y poblados.
Todas las campañas de azada han sido posibles gracias a que se realizan conjuntamente con MMDD, Correo Misionero, Anelkar, Parroquias y particulares de Bizkaia y Gipuzkoa.
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